Por Daniel Gigena
El tiempo escribe en los nuevos poemas del tercer libro de Paula Novoa (San Antonio de Padua, 1976), El paso de la babosa, publicado por Cave Librum. De otoño a verano, de la madrugada al crepúsculo, las circunstancias cotidianas, los minúsculos acontecimientos que una observadora registra y las transformaciones del pasado en presente se asemejan a aquello que la poesía intenta, en vano, poseer. “Despierto. /Una hoja vuela /y un viento me recuerda /sonidos de la infancia”, se lee en el quinto poema de la primera sección. Un poema no es una imagen sino la posibilidad de que una imagen o varias imágenes capturen el sentido que las palabras despliegan.
Un breve poema de dos versos (“Sacar una flor del barro /y nacararla”) describe el método de Novoa. Los materiales de la vida diaria, entre los que se incluyen emociones propias y ajenas, el temor a la muerte (propia y ajena) y los trabajos de seres anónimos, adquieren un matiz diferente en el cuerpo del poema. “Acá, /los que podemos, /al despertar /repetimos tercamente /la ceremonia /de estar vivos /todavía”. En los adverbios del comienzo y del final de esta cita refulge otra pista para leer la poesía de Novoa. El poema se inicia así: “En este laberinto”. Se escribe desde ahí.
Muchas veces las manos intervienen en las acciones que consignan los textos, como si fueran un repertorio de gestos efectuados ante el vacío; además de escribir el poema a la sombra de un almendro, se deja una máscara sobre la mesa, se plantan gajos o se esconde un anillo en el fondo de una casa. El poema será leído, la máscara fue usada, los árboles crecen y, como cuando el sentido se descubre, alguien encontrará el objeto enterrado.
El nuevo libro de la autora y docente se gestó durante 2017. “Con el primer poema intento crear una atmósfera que recorra todo el corpus. El reptar de la babosa aparece en ese ‘poema prólogo’. Me gustó la imagen de la estela que deja la babosa en su paso, una estela que funciona como signo (aunque no veamos a la babosa, sabemos que estuvo ahí). Lo relaciono con el paso del tiempo, que deja una huella, un dibujo, una marca, un tajo”. Esa huella se vincula tanto con las cuatro estaciones como con el modo en que el tiempo modifica la mirada. A diferencia de los dos libros anteriores de Novoa, donde resonaba una voz más íntima y, en ocasiones, desgarrada, en El paso de la babosa la mirada se enfoca en el entorno, en la naturaleza y el paisaje del conurbano.
En otros poemas, la autora vuelve al lirismo propio de El año que fui homeless (2014) e Hija de mala madre (2016). “Ahí decidí incorporar textos como notas al pie de los poemas; cada uno fue creado en distintos momentos y son independientes. Fue un juego que creé para mí y luego quise compartir”, cuenta Novoa. En esa clase de recursos “lúdicos” late la suerte del poema. Al final, en el poema más extenso de El paso de la babosa (“Pista extra”), y que fue escrito a raíz de una noticia publicada en un diario, se vislumbra un nuevo camino alternativo en la obra de una poeta que crece a la par de su obra.
El paso de la babosa (2018)
Autora: Paula Novoa
Editorial: Cave Librum
Género: poesía