Pronto estará en las mejores librerías del país este bello libro de poemas, novedad de nuestra Colección Precipicios. Y como estamos muy contentos les adelantamos la portada y la reseña de contratapa, amigos.
¿Es posible trasladar el
peso de la nada a nuestro cuerpo? Francini traza un recorrido para lograrlo a
lo largo de las cuatro partes de Ser con el fuego. Este recorrido va
desde el interior del ser, en donde está la nada, hacia el mundo exterior, en
donde está lo perfecto: los cuatro elementos de la naturaleza; pero también
está el mundo ordinario que se diluye, se desmaterializa en el yo lírico: “El
reloj empieza a desbordarse/ contra un río estancado”, “¿Y qué es el mundo? Un
vino sin botella, solamente vino flotando en el mismo vino que se desangra”.
En ese camino a
intus ad extra, la voz poética logra su objetivo: la volatilidad del
ser: “si me detiene el vuelo de una mariposa”, “¿Y qué son estas alas? Un ser
que anhela irse de sí.”
Sin embargo, y como en todo
camino, hay obstáculos. Entre el nihilismo y el existencialismo, los poemas de
Francini encuentran su mayor tensión en la paradoja: “Nada, ¿cómo nombrarte/ si
mis palabras no existen?”. El autor logra saltar el obstáculo de la contradicción
a través de la belleza, y es el fuego, en esa aspiración que nos es señalada
desde el título, el elemento que permite la fusión entre ser, mundo exterior y yo
lírico: “Se enciende como se incendia/ un pájaro en su danza,/ el poema que
nunca dejo de vivir.”
Paula Novoa
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