Ya podés conseguirlo en las cadenas Yenny/El Ateneo, Gandhi/Galerna y las mejores librerías. En este post te adelantamos el prólogo que escribió Daniel Gigena para Hija de mala madre:
Y de paso te recordamos que quedan unos pocos ejemplares del anterior poemario de Paula Novoa, El año que fui homeless (Cave Librum, 2014) en los mismos lugares. ¡Aprovechá y llevate ambos!
Crónicas personales
El año que fui homeless de Paula Novoa
Primer volumen de la colección Precipicios de Cave Librum Editorial, El
año que fui homeless convoca escenas de desintegración social para
construir crónicas personales que, en escala módica, describen apocalipsis:
“Caja de zapatos/ vaciedad/ a la intemperie/ el miedo la delata”. Paula Novoa
apela a la concisión, a la anfibología (frases o palabras con más de una
interpretación) como destino lírico, a las definiciones improbables y a un
recurso formal emparentado con el caligrama -un caligrama abstracto, vaciado de
figuaraciones- para crear el gesto de una primera persona que huye de sí misma:
“oteo la fuga/ en otras voces”, “último cuerpo adonde migro”, “completar
intersticios/ y huir hacia quien creí ser”. Como el intento de una Eurídice a
quien sólo le queda pisar la huella de otro para traerlo de vuelta, la voz
poética procede a la supresión de la propia inercia con un canto austero
(varios textos constan apenas de dos versos; ninguno supera los diez).
Luego del primer poema de cinco estrofas, que cede título al volumen a la
vez que señala un punto de partida desolador, la autora ha dispuesto un orden
sucesivo de fragmentos. En esa característica, que además permite leer un
desarrollo temporal en el que tiene lugar una metamorfosis, se insinúa la
plegaria laica de una voz rota: “Parir dioses muertos/ en cajones vacíos.”.
Hermosa edición de un proyecto editorial colectivo que indaga nuevas temáticas
y estéticas.
Daniel Gigena
en ADN CULTURA (La Nación), viernes 13 de febrero de 2015 (pág. 14)
No hay comentarios:
Publicar un comentario