20
En qué cajón
guardaste mi persona.
¿Por qué quiero buscarla
y no la encuentro?
28
Porque sé que si te nombro
te invento.
Porque sé que si te callo
te mato.
Porque quiero saberte
inexistente
si estás fuera de este cuerpo mío.
Entonces,
callo.
35
Estrenar
envejecer
matar
enterrar
en
la
poesía
la palabra.
Y así,
sanar.
--- Poemas de Hija de mala Madre
EL AÑO QUE FUI HOMELESS
Otra sería mi cara si no hubiese sido una triste.
Mi piel no sería turbia.
Mis ojos menos opacos.
Mis mejillas más rosadas.
Otra sería mi voz si no te hubiese gritado.
Sin un hiatus que la quiebre.
Sin este humo que espanta.
Sin estos labios resecos.
Otro sería mi cuerpo si no hubiese sido despreciado.
Mis piernas más ágiles.
Mi culo más redondo.
Mis manos menos ásperas.
Otra sería yo si no hubieses existido.
Sin poemas que me broten.
Sin rencores que escupirte.
Sin más noches que negarte.
Dejame matarte en mis palabras.
Para pensarme otra y parecer feliz,
que es lo que importa,
vos y yo lo sabemos
--- Poema de El año que fui homeless
Dijo Daniel Gigena para Hija de mala madre: la infancia es uno de los territorios que la escritura crea (…) “A partir del poema 17, la modulación de los poemas deja de adaptar la naturaleza del haiku al registro íntimo (…) Alterada por la experiencia del deseo, la poesía se desquicia y las funciones del verbo se trastocan (…) la voz poética protesta, teme, pide, también sonríe. A la vez los poemas se alejan del margen o caen, la palabra dibuja en la página”. En: http://cavelibrumeditorial.blogspot.com.ar
Dice Paula:
El año que fui homeless es un libro que no fue pensado como tal. El corpus reúne una selección de poemas breves escritos a lo largo de cinco años; con Diego Aristi López (escritor y editor de Cave Librum Editorial) le dimos una cohesión al corpus y le pusimos un cuerpo, el trabajo de edición es precioso. Los ejes que aborda son el amor y el dolor y, como refugio, el recuerdo idealizado de la infancia. “Infancia/ celofán ajado/ aún/ refugio.”, creo que ese poema sintetiza el espíritu del libro. Incluso sintiendo el desamparo de un homeless, la voz poética obtiene refugio en el “paraíso perdido” de la infancia. Ése sería el tercer tópico del libro.
La temática de ambos libros los hermana, es cierto. Existe una historia que los vincula y tiene una continuidad: un amor y la posibilidad de sublimar el dolor que éste produce a través de la memoria y de la palabra. Algo que los une, además, es el uso de los silencios. Y finalmente, respetan una estructura similar: un poema prólogo que funciona, si querés, como guía de lectura; luego, los poemas breves: cincuenta y cuarenta respectivamente. En cuanto a la temática, en Hija de mala madre intento revisar las huellas que nos han marcado, el “yo” va y viene del pasado al presente constantemente, en otras circunstancias y con otros actores los dolores se replican. En El año que fui homeless el dolor está en estado puro, en el segundo libro se va un poco más allá de ese dolor. La “hija de mala madre” intenta una reflexión.
También valora el cambio de forma y asegura que no le importaría que los lectores consideren su poesía “demasiado cruda”: “Creo que tiene que ver con lo que te conté anteriormente, colocar la palabra en el borde. Llevarla al extremo, al límite. Tanto ella como aquello que transmite están a punto de caer. Puede que eso sea demasiado crudo, no lo sé”.
Admite que en sus poemas la “conciencia de clase” está presente y así define la poesía que prefiere: “Me gusta el poema que cuestiona un estado, me gusta el poema que te hace reflexionar”.
Del reportaje de Augusto Munaro para la revista Charleston.
Paula Novoa nació en San Antonio de Padua. Es Lic. en Lengua y Literatura. Publicó: El año que fui homless (2014) y también Hija de mala Madre (2016), ambos por Cave Librum Editorial. Dice: “Creo que lo que me llevó a escribir es el no poder explicarme, no me sale explicar quién soy, cómo soy, no sé definirme ni describirme. Creo que encontré en la poesía el camino más bello de mirar hacia adentro y sacar”.
